Invención
de la fotografía
Una serie de descubrimientos químicos que comienza en 1663, hizo
posible este sueño. Ese año el irlandés Boyle -el mismo de la
ley de los gases- descubrió que el Cloruro de Plata se ennegrecía
al sacarlo de un recipiente, pero atribuyó erroneamente este ennegrecimiento
al contacto con el aire. Schulze, en 1725, estudió una sustancia
similar, el nitrato de plata, y explicó correctamente su ennegrecimiento
como debido a la luz. En 1757, Beccaria, un profesor de la Universidad
de Turín, explicó correctamente el ennegrecimiento del AgCl como
debido a lo mismo. Todas ellas son observaciones químicas aisladas
y no tenemos antecedentes de que alguno de estos científicos haya
visualizado alguna utilidad fotográfica para su descubrimiento.
En 1803, Davy publica en Inglaterra los resultados obtenidos por
su amigo Wedgwood, quién había estado trabajando anónimamente
desde 1799. Este recubrió cueros y papeles con Nitrato de Plata
y logró obtener imágenes de grabados hechos en vidrio o de objetos
puestos en contacto con la placa. Como no disponía de un método
para fijar las imágenes obtenidas, debía guardarlas en la oscuridad
y mostrarlas bajo la luz tenue de una vela. Wedgwood intentó obtener
imágenes con ayuda de una cámara oscura, pero sin resultados.
Fue el primer intento bien encaminado en esta dirección.
La primera fotografía será obtenida por Joseph-Nicéphore Niepce,
en 1826. Provinciano acomodado y científico aficionado, Niepce
se dedicó pacientemente desde 1816 a obtener imágenes con el uso
de una cámara. Utilizó todos los escritos disponibles sobre la
fotosensibilidad de diferentes materiales y los utilizó uno a
uno. Incluso obtuvo imágenes con Cloruro de Plata, pero no logró
fijarlas bien con ácido cítrico.
Tuvo éxito en 1826, obtuvo la primera fotografía permanente del
natural, con una exposición de 8 horas. Su método consistió en
recubrir una placa con asfalto, el que al ser sometido a la luz
se vuelve insoluble, fijó luego la imagen con una mezcla de aceite
de espliego y petroleo que diluía la superficie no expuesta.
Niepce utilizó cámaras pequeñas, fabricadas por él mismo, cuyo
tamaño venía dado por las distancias focales de los lentes que
encontró. Montó los lentes en tubos, incorporó el uso de fuelles
y de un diafragma fijo que luego reemplazó por un diafragma de
iris. Su mejor lente parece haber sido un menisco de Wollaston
que compró a Chevalier, en París.
De esta manera, Niepce se transformó en el inventor de la fotografía.
Sin embargo tomó dos decisiones equivocadas, que le hicieron trabajar
en el camino incorrecto. La primera fue el descartar aquellos
procedimientos que condujeran a imágenes negativas; la segunda
fue que -pensando siempre en la necesidad de reproducir posteriormente
las imágenes obtenidas- Niepce intentó siempre obtener placas
de litografía más que fotografías en sí mismas. Ambas decisiones
conducían a caminos y métodos de trabajo muy engorrosos.
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